lunes, 7 de mayo de 2012

Fue todo culpa de la Luna...

El finde trajo una luna más grande y más brillante para todos. Una fiesta para los astrónomos y aficionados del tema: la luna estuvo 14% más grande que lo habitual, hecho que sucede sólo cada tantos años. Un encanto también para los que miramos al cielo, sin querer, y descubrimos cosa tan romántica, distante, misteriosa y hechicera como ésta. Dicen que la luna llena despliega ciertas energías renovadoras sobre nosotros...mmm! recuerdan qué hicieron el sábado? Se dejaron encantar?
Eventos de tal estirpe son ideales para cometer las más ridículas ocurrencias con un pretexto: influencia de la luna. Estuvieron mimosos? fue la luna. Algo les cayó mal? la luna. Decidieron jugársela, dar un paso y asumir un estado civil? sea noviazgo o soltería absoluta? la luna. Se convirtieron en lobos? se emborracharon? se recluyeron en la soledad, el pesimismo y el mal humor si pudor alguno? la luna chicos, la luna! Fue la excusa perfecta para hacer locuritas para aquellos que siempre buscan dar una explicación por todo lo que hacen o dejan de hacer.
Varias teorías rondan acerca de Claro de Luna, una de las obras cumbres de Beethoven. Unos dicen que la interpretó por primera vez a oscuras, iluminado por la luz de la luna en su ventana, mientras sufría por el amor no correspondido de una alumna muchos años menor que él, la condesa Giuletta Gicciardi. Otros afirman que Beethoven iba caminando por las calles de Bonn cuando escuchó una sonata de piano perfectamente ejecutada. Entró sin golpear a la casa de la que provenía la melodía y descubrió a una niña ciega sobre el piano. Ella le comentó que había aprendido a tocar por oído, tras escuchar a una vecina fanática del gran maestro, Beethoven. En ese mismo instante el músico se sentó a su lado en el piano para improvisar las primeras notas de Claro de Luna. Más? les cuento una tercera versión: Beethoven, en su absoluta tristeza ante la pérdida de su audición, conoce a una mujer ciega. Exponiendo ambos las profundas angustias de sus limitaciones, ella lamenta jamás haber visto a la luna. Cuentan entonces que él compone Claro de Luna para esta mujer con el sólo objeto de intentar plasmar en su música la belleza de la luna. Ahh! sublime, no? era un romántico el alemán....
Me acuerdo cuando de chica jugaba al encantado. Se trataba de corretear con los amigos al estilo ladrón y policía con la diferencia que, cuando te alcanzaba el "policía" quedabas encantado: paralizado, absorto, pasmado, ensimismado. Así quedé con la luna este sábado y así también me permití quedar ante otros encantos cotidianos. De verdad les digo, si uno busca...encuentra. 

Nada como dejarse cautivar por una historia, un buen recuerdo, una cena, el cantar de un pajarito...la luna. (me puse melanco, jiij)

El arte de hoy? Dejarse hipnotizar por la belleza de las cosas simples. Inspira. Aquí Beethoven. 

Sii, música clásica un lunes!! que suene!



No hay comentarios:

Publicar un comentario